Las rutinas y destrezas de pensamiento pueden
incorporarse fácilmente a la metodología de aula y ayudan a los alumnos a
forjar un pensamiento más reflexivo y autorregular su proceso de aprendizaje.
“Compara y contrasta” es una destreza de
pensamiento para que los alumnos aprendan a comparar y contrastar de forma
eficiente, pues a veces, lo que hacen es escribir las características del
primer elemento y luego las del segundo, sin compararlas. Otras veces, lo que
hacen es comparar categorías diferentes (“uno es rubio y el otro es alto).
La primera vez que la utilices, dedícale la hora
completa, porque habrá que explicarlo y poner ejemplos. Lo interesante es
repetir la destreza de vez en cuando para que la interioricen y la usen en otras
materias o en la vida real. En ese caso, ya no necesitarán tanto tiempo. Lo
único que tienes que hacer es preparar una copia del organizador gráfico para
cada alumno, otra copia en tamaño A3 para cada grupo de cuatro personas y otro
para ti, que quedará expuesto en el aula (hacer visible el pensamiento es muy
importante).
La mecánica es la siguiente: les explicas a los
alumnos que van a comparar dos elementos y que van a empezar con las semejanzas. Puedes poner como
ejemplo la manzana y la naranja (son frutas, tienen piel, son redondas…). Les
das dos minutos para que individualmente, piensen las similitudes de los dos
elementos y las escriban en su organizador gráfico (ese paso es importante,
porque así te aseguras de que todos los alumnos piensan, y no solo los mismos
de siempre). A continuación, formas grupos de cuatro y les pides que se asignen
roles (secretario, portavoz, moderador, controlador del ruido…). Les das dos
minutos para que todos comenten las semejanzas que han escrito. El secretario
las copiará todas en el organizador gráfico de tamaño A3 y los demás
completarán los suyos con las aportaciones de los demás. Después, les pides a
los portavoces que te las lean y las escribes en el organizador gráfico que
quedará en la clase.
Siguiendo el mismo procedimiento, les explicas que
ahora se van a centrar en las diferencias,
pero que es muy importante pensar con
respecto a qué son diferentes. Vuelves a poner el ejemplo de la manzana y
la naranja: con respecto a la piel, una es suave y la otra rugosa, con respecto
al color, una es amarilla y la otra naranja…). De nuevo, lo hacen
individualmente, en grupo, y puesta en común.
Una vez hecho eso, les pides que seleccionen las
tres semejanzas y tres diferencias realmente
importantes. Les das un minuto para
que lo hagan individualmente y otro para que lo hagan en grupo, y luego haces
una puesta en común.
Por último, les pides que, en grupo, acuerden y
redacten un resumen o conclusión sobre
las semejanzas y diferencias entre los dos elementos. De nuevo, puedes volver
al ejemplo de la manzana y la naranja para recordarles los conectores que
pueden usar (aunque las dos tienen piel, la de la manzana es suave, mientras
que la de la naranja es rugosa. Finalmente, recoges los organizadores gráficos
de cada grupo (con sus nombres) y les muestras la escalera de la metacognición para que reflexionen sobre lo que han
aprendido, cómo lo han aprendido, para qué les ha servido y en qué otras
ocasiones lo pueden usar.
Para esta actividad, es muy importante ser riguroso
con los tiempos (si das mucho tiempo, se dispersan). Y recordar la señal de
ruido cero (levantar la mano) para que pasen rápidamente de la charla de grupo
al silencio. Por último, ya en casa, es bueno reflexionar como docente sobre la
estrategia utilizada y lo que se puede mejorar. Para eso, se puede usar una plantilla de reflexión.
Cuando la actividad es en Inglés, a mí me gusta enseñarles
con antelación (y mostrarles mientras hacen la conclusión) una lista de conectores que pueden usar,
así como el manido ejemplo de las manzanas
y naranjas.
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